Las creencias son sistemas socializados de conceptos e ideas que organizan la percepción de partes del mundo o de su totalidad en el que vive la sociedad de referencia. Las creencias pueden contener componentes míticos (cifrados sobre todo en las relaciones de parentesco utilizadas para enlazar los fenómenos cósmicos) o religiosos, pero también hay creencias no míticas sino “racionalizadas” (por ejemplo, la creencia en la esfericidad del mundo físico) sin que por ello sean verdaderas..
Por otro lado, las Ideologías son sistemas de conceptos e Ideas, también socializadas pero vinculadas a un grupo social (clase social, partido político, institución, corporación) en tanto que dado en conflicto con otros grupos sociales. Las creencias no contienen formalmente esta relación y, por ello, puede hablarse de “creencia de una sociedad considera en sí misma”; las ideologías contienen, en cambio, esa relación y por ello, sólo en la sociedad diferenciada en clases, grupos, entre otros, en la que cabe hablar de enfrentamiento de unos grupos a otros, podrá hablarse de ideologías.
La creencia es la convicción de que algo es verdadero y cierto. Es una valoración personal que puede basarse en elementos racionales o en una sensación interna. Al tener una creencia sobre algo se considera que existe una certeza sobre ella. Esto no significa que esta valoración de la certeza se corresponda con la “verdad”, pues certeza y verdad son realidades distintas.
En relación con los principios e ideas que tenemos, decimos que forman nuestras creencias personales, aquellas valoraciones u opiniones sobre distintos aspectos de la realidad. Y estas opiniones son cambiantes, pues a lo largo de una vida se van modificando las creencias. Por otra parte, las circunstancias ambientales también intervienen en el tipo de opiniones que mantenemos. La educación recibida, el ambiente familiar, el lugar de trabajo, la presión social son factores que influyen en las creencias de los individuos.
En el contexto religioso, el conjunto de principios y dogmas forman las creencias de las personas que tienen una fe determinada, los creyentes. Los principios religiosos suelen ser firmes y estables, de tal forma que los partidarios de una fe mantienen las mismas creencias a lo largo de la vida.
Tanto en un sentido personal como religioso, nuestras creencias –erradas o no- nos sirven como criterios de valoración, en el sentido de que juzgamos o valoramos lo que nos rodea a partir del criterio establecido por nuestras convicciones. En el lenguaje cotidiano, decimos que algo va en contra de nuestras creencias cuando sentimos un rechazo hacia ello.
La idea de creencia tiene un componente psicológico en la mayoría de contextos. Creer en una idea, en una persona o una doctrina significa que hay una conexión emocional entre nosotros y aquello en lo que creemos.
Desde una perspectiva social, una comunidad de individuos suele compartir una serie de valores y tradiciones y todo ello conforma unas creencias sociales, es decir, unas ideas aceptadas por la mayoría. En este sentido, también se van modificando las convicciones o valoraciones a lo largo del tiempo. Las creencias del mundo contemporáneo son muy distintas a las de otras épocas. Cuando el contexto social y las ideas comúnmente aceptadas cambian por algún motivo, las convicciones y valores de un pueblo también se modifican en un sentido u otro. A lo largo de la historia el componente religioso ha sido el fundamento de las creencias generales, aunque con el desarrollo del pensamiento racional y científico han surgido nuevas perspectivas en relación con las creencias de la sociedad.
La creencia es un estado psíquico subjetivo donde la persona considera como “ verdad” un elemento, que por lo general tiene una ausencia de análisis clínico y argumentos de peso. Podríamos decir que es una idea considerada como verdadera por quién la posee, algo en lo que cree “ a fe ciega” sin capacidad de contraste.
Al encontrarse en la parte inconsciente de la persona, una creencia es muy resistente a cualquier cambio y es ajena a la voluntad del individuo; de ahí que se diga “ las ideas las tienes tú pero tus creencias te tienen a ti”.
Tipos de creencias
Si bien la siguiente distinción no es formal, nos podemos encontrar con tres tipos de creencias: las opiniones, las ideologías y las religiosas.
Las primeras están sometidas a criterios racionales, los cuales justificarán su verdad o no, las segundas, fundamentadas principalmente en la constitución de la identidad que tenga el grupo social que las sostiene y las últimas, las religiosas, cuyo fundamento se encuentra por fuera del mundo cognoscitivo y de la propia experiencia y que surgen de la revelación divina o autoridad sagrada.
También, podemos hablar de creencias cerradas o abiertas, las cerradas, entre las que se incluyen las políticas, religiosas, esotéricas, mitos, leyendas y supersticiones, solo permiten discusión o contraste por cierta clase de personas, elegidas por autoridad, afinidad y las abiertas, como ser las científicas, pseudocientíficas, históricas, conspirativas, admiten discusión por cualquier persona que se adhiera al modelo de análisis lógico que se propone.
¿Qué son las creencias limitantes?
Una creencia es una idea a través de la que filtramos la realidad. Estas ideas pueden ser positivas, neutras o limitantes, y precisamente este último tipo es el que puede afectar de manera más profunda a tu forma de relacionarte con los demás y contigo mismo.
Las creencias limitantes son una forma de ver el mundo y la realidad que impide a la persona avanzar hacia sus objetivos y crecer como individuo.
Se trata de una idea que, pese a no estar basada en la realidad, queda validada para quién la piensa, y configura el modo en que se relaciona con el mundo.
Estas creencias pueden ser desde muy complejas hasta hablar sobre cosas sencillas: “No voy a ir a una fiesta porque no lo pasaré bien”; “no quiero intentar arreglar un problema porque siempre rompo las cosas y todo me sale mal”; “no puedo confiar en nadie porque todo el mundo es egoísta y trata de engañarme”; entre otras.
Las creencias limitantes se adquieren desde la niñez o más adelante a través de opiniones de personas que suponen una autoridad para nosotros o experiencias, y nos predisponen a dejar pasar oportunidades o a no tomar pasos para solucionar problemas.
Están relacionadas con el miedo y determinan muchas de las áreas de nuestra vida: desde el trabajo o los estudios (“para qué voy a esforzarme si es muy difícil y seguro que fracaso”) hasta nuestras relaciones familiares.
No obstante, y pese a que estas creencias pueden limitar tu vida por completo, es complicado darse cuenta de que las tenemos y tratar de cambiarlas.
¿Qué son las creencias potenciadoras?
Las creencias potenciadoras o positivas son aquellos pensamientos que te dices a ti mismo/a, potencia tus posibilidades, fortalece tu vida y nos hace sentirnos bien. Un ejemplo de creencia potenciadora sería “Yo puedo conseguir este trabajo”. Esos pensamientos positivos aumentan nuestra autoestima y confianza permitiendo que nuestra motivación sea más alta
Las creencias limitantes o negativas son aquellos pensamientos que nos impiden crecer, que impiden con nuestro comportamiento acercarnos hacia nuestras metas. Un ejemplo de creencia limitante sería “Sólo los locos se arriesgan” Esa creencia nos llevaría a evitar a situaciones que impliquen tomar riesgos o enfrentarnos a nuevas posibilidades de crecimiento.
Una creencia como “jamás voy a adelgazar”… ¿dónde crees que te va a llevar ese pensamiento? Por mucho que “conscientemente” desees alcanzar ese objetivo, en tu cerebro está grabado que “JAMÁS VAS A ADELGAZAR”. Si por el contrario reemplazaras esa creencia, por “SI PUEDO Y VOY ADELGAZAR” tu objetivo será mucho más fácil de conseguir, ya que tu mente y tu cuerpo van hacia una misma meta o dirección.
Las creencias limitantes no son inamovibles, sino que pueden cambiar como resultado de unas nuevas experiencias o la voluntad y la acción consciente de querer cambiarlas.
Creencia potenciadora aquellas que nos invitan a avanzar, a progresar hacia lo que nosotros consideramos como bueno, aquellas que hacen que saquemos nuestra mejor versión tanto con nosotros mismos como en nuestra relación con los demás. Por ejemplo “ puedo estar en desacuerdo con mi jefe y hacérselo saber”.
Fuentes:
2. https://autorrealizarte.com/como-modificar-creencias-limitantes/
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